Mindfulness en la infancia. Una necesidad.
En la actualidad, estamos inmersos en una sociedad y una cultura del consumo acelerado, todo parece transcurrir a gran velocidad. Se valora la multitarea, la acumulación de conocimientos y una preparación constante para enfrentar un mundo competitivo, donde ganar el “oro”, parece más relevante que ser una buena persona. En este caos imparable, ¿qué lugar ocupan los niños y las niñas?, ¿cómo perciben la vida? ¿cómo experimentan el mundo?.
Hoy en día, los niños y las niñas participan en una infinidad de actividades extraescolares: inglés, música, natación, baile, fútbol, entre otras. El ritmo al que viven es vertiginoso. Nos hemos olvidado de lo esencial: la importancia de aburrirse, de contemplar las nubes, de recoger moras en septiembre, castañas en octubre y hongos en noviembre. Hemos dejado de valorar el silencio, la presencia de nuestros seres queridos, sin pantallas ni distracciones.
El mindfulness en la infancia puede ser una herramienta clave para contrarrestar esta desconexión, ayudando a los niños a estar presentes y disfrutar de la simplicidad y la felicidad propia de su edad.
El mindfulness, nos invita a reconectar con nuestro “niño interior” y entender mejor las emociones de los niños y adolescentes. Adultos, infantes y adolescentes, sentimos de diferente forma, como si nuestra sensibilidad y percepción de la realidad estuviesen ocurriendo en dos dimensiones diferentes.
Desde el mindfulness en la infancia intentaremos acercarnos a nuestro/a niño/a interior para poder volver a sentir como nos sentíamos de txikis y poder entender desde esta reconexión, la sensibilidad de los/as niños/as y adolescentes. Entender que un sistema nervioso estable y calmado, va a poder educar sistemas nerviosos estables y calmados, esto implica aprender a detenernos, a escuchar nuestro cuerpo y a reflexionar antes de reaccionar, en lugar de simplemente actuar por impulso. Esta conexión con el presente, tan esencial en la infancia, a menudo se pierde en la adultez, donde las obligaciones, responsabilidades y patrones de comportamiento establecidos tienden a dominar nuestra forma de percibir y sentir la vida.
La práctica del mindfulness nos ayudará en nuestra autorregulación emocional. Al aprender a calmar nuestra mente y cuerpo, podemos ser modelos para ellos, mostrándoles cómo manejar sus emociones y, lo más importante, enseñarles a vivir en el aquí y el ahora. Es fundamental comenzar con uno/a mismo/a, entender cómo nos sentimos y cómo respondemos a las emociones, para poder transmitir estas habilidades de manera efectiva a los más pequeños, ofreciéndo herramientas, respetando el ritmo de cada uno/a (el nuestro también) y siendo en todo momento amables en el aprendizaje.
Durante esta formación esperamos poder aprender a enseñar mindfulness a la infancia, desde el aprendizaje en primera persona de la práctica de mindfulness. Trabajaremos los aspectos más relevantes tanto a nivel conceptual como experiencial para acercarnos y sentir la meditación desde la propia experiencia.
Esto nos ayudará a situarnos en el marco de Mindfulness y la educación. Saber de dónde viene, los beneficios que aporta, porque es tan importante esta práctica en el ámbito de la docencia y la familia, y qué nos aporta en nuestras vidas. Para entender la meditación y sus beneficios lo importante experienciarlos, hacerla parte de nuestras vidas. Pequeñas pausas de calma en nosotras mismas, que nos ayudan a mantener el equilibrio y la felicidad de forma más estable.
Eneka Delgado Barrutia