La primera vez que hoy hablar del Neurofeedback, fue en una clase de Psicología impartida por Fernando Rodríguez Bornaetxea. En ese momento vi el Neurofeedback como algo más relacionado con la ciencia ficción que con la psicoterapia, ya que nos hablaba de ondas eléctricas, áreas cerebrales, ciclos por segundos, electricidad y elementos de éste tipo que se alejaban bastante de lo que concebía como técnica psicoterapéutica o herramienta para el crecimiento personal.
Ciertamente, el origen del neurofeedback está en 1924, cuando Hans Berger construyó el primer Electroencefalograma (EEG), que resultaba ser un aparato que permitía conocer la actividad cerebral a través de unos sensores colocados en el cuero cabelludo. Hans Berger, probó el aparato con su hijo y descubrió que cuando su hijo entraba en un estado de relajación su aparato detectaba ritmos eléctricos cerebrales que oscilaban entre los 8-13 Hz. A estos ciclos se les llamó ondas Alfa.
A partir de aquí se siguió investigando y se descubrió que distintos estados de consciencia tienen ondas cerebrales diferentes: Los estados de sueño profundo y/o comatoso tienen asociadas ondas que oscilan entre los 1 a 4hz (ondas Delta); los estados de sueño con imágenes 4 a 8hz (ondas Theta), y los estados de vigilia en los cuales nos encontramos la mayor parte del día oscilan entre los 13 a 30hz (ondas Beta).
Posteriormente en 1958 Joe Kamiya quiso investigar si los seres humanos teníamos la capacidad de distinguir las diferentes ondas cerebrales que generaba nuestro propio cerebro. En la investigación que llevo a cabo, las personas examinadas con el EEG, que todavía no era neurofedback, tenían que responder varias veces si se encontraban en estado alfa, y entonces se les informaba sí o no en función de las ondas que se observaban en el EEG. En las primeras sesiones las personas no distinguían si se encontraban o no en estado Alfa, pero en cuatro días aprendieron a saber cuando estaban en Alfa y posteriormente entraban en estado Alfa a voluntad. Kamiya, para no intervenir y evitar que la persona hablase durante la sesión, creo una versión mejorada que hacia surgir un sonido cuando la persona entraba en estado Alfa, y así creo el neurofeedback.
De ésta manera Joe Kamiya demostró que era posible aprender a modificar la actividad cerebral y por ende los estados de consciencia y el funcionamiento psíquico. Posteriormente durante los años 60 y 70, Barry Sterman y Joel F. Lubar demostraron la eficacia del Neurofedback en el tratamiento de la Epilepsia y el TDAH.
BARAKA, lleva más de diez años apostando por ésta técnica no invasiva, tanto para el trabajo psicoterapéutico como para aquellas personas que han acudido para mejora de su rendimiento profesional.
Actualmente, aunque sea muy desconocido en nuestro entorno, miles de personas en el mundo acuden a tratamientos de Neurofeedback para combatir trastornos tales como: el Déficit de Atención e Hiperactividad, la Dislexia, problemas de aprendizaje, Impulsividad, Agresividad, Epilepsia, Ansiedad, Depresión, Estrés, Insomnio, dolores de cabeza, Fatiga Crónica, Fibromialgia , Adicciones, Lesiones Cerebrales por traumatismo o embolias.
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