“La palabra Vipassana significa literalmente “ver con claridad’. Es una vía para desarrollar cómo ver las cosas ya que tenemos que ser capaces de tener una clara consciencia, una forma de estar presente y observar las cosas sin pensar, sin comentar, sin opinar… sin nada: pura y simplemente observando.
Vipassana es una arma de cómo ver y qué ver. Cómo ver es más importante que qué ver, ya que todas las cosas pueden ser observadas. Vipassana es la vía sobre cómo ver las cosas y, además, sin explicar las cosas que vemos, ya que dejamos que las cosas se expliquen por sí mismas. Esta es la forma de ver.
Vipassana es también una forma de vida, ya que si nosotros vemos las cosas tal como son, aceptándolas por lo que son, y dejándolas ser de acuerdo a la realidad, entonces podemos liberarnos de lo ilusorio. La liberación de lo ilusorio se produce porque se llega a un punto en que nos sentimos decepcionados por muchas influencias y algunas que otras experiencias superficiales.
La idea principal es que Vipassana nos ofrece la manera de ver las cosas correctamente y la libertad de ser, de manera tal que no seamos influenciados por situaciones externas ni internas, sino que estemos mirando, observando y entendiendo. Nosotros, a través del Vipassana, llegamos a comprender las cosas tal como son y entendemos a la gente tal como es.
Por lo tanto, no imponemos nuestras ideas particulares sobre ellos: si nosotros mantenemos las definiciones, entonces vemos las cosas y las personas de acuerdo a esas definiciones, en lugar de verlas tal como ellas son. Ver las cosas y las personas desde nuestros conceptos y definiciones es como ver con gafas, con gafas de colores, y Vipassana es precisamente ver sin gafas de colores.
La Práctica de Vipassana
Lo más importante de la práctica de Vipassana supone no envolvernos entre demasiados conceptos, ya que los conceptos pueden influenciamos o bloquear nuestra mente, impidiéndonos ver con claridad.
La vía del Vipassana es muy simple es la vía del descondicionamiento, la vía para llegar a la mente pura natural. Como el Buda dice, la mente es originalmente pura y luminosa, pero se vuelve impura por las impresiones que aparecen a través de los sentidos. Este es un punto muy importante, ya que tenemos sentidos para percibir cosas del mundo y de nuestro interior, y a través de los sentidos accedemos a las impresiones, siendo éstas las que colorean la mente. Si no nos liberamos de estas impresiones o si nos identificamos con ellas, entonces estas impresiones nos influencia.
Vivimos en un mundo lleno de impresiones, estamos inundados de canales de televisión, de periódicos, de negocios de información. ¿Cómo no perderse en este mundo repleto de impresiones?
Así es precisamente cómo la gente hace negocios. Nosotros reconocemos el hecho, pero no tenemos por qué permitir que las impresiones nos influyan: disponemos de un espacio nuestro y este espacio es para que nosotros podamos estar.
En el interior del ser humano hay un espacio puro y limpio y nada puede contaminarlo Nosotros vemos algo, miramos las cosas y decimos “me gusta esto”, a causa de las impresiones. Entonces nos podemos preguntar a nosotros mismos: “¿en realidad lo necesito? ¿para qué lo quiero? “. Es entonces cuando te colocas en la posición. de realizar la verdadera elección, cuando no permites que las cosas te influyan, porque en realidad eliges desde tu comprensión, tu necesidad o tus impresiones.
Acceder a este espacio en blanco es bastante difícil, ya que es necesario permitir que la mente se vacíe. Para mí existen dos caminos para vaciar la mente:
Uno es bastante natural o normal: se puede ocupar la mente en un objeto, enfocarla en algo, como por ejemplo enfocarla en las flores, dejando que las flores lleguen a ser el objeto de la mente. De esa forma, cuando miras las flores y estás con ellas completamente tu mente se ha liberado de otras cosas. En ese sentido, tienes a tu disposición un espacio enorme para ver, experimentar, para mirar dentro y mirar afuera. La flor no es un obstáculo, porque simplemente es el punto a enfocar. Hay un solo sentido.
El otro camino es enfocar la atención en estar presente: estoy presente estando aquí. Mi presencia se expande y expande cuanto más continua y profundamente estoy presente. En este camino mi mente es libre y entonces percibo un inmenso espacio, un espacio en mi cabeza; no siento mi cabeza cargada, enfoco en estar presente. Por ejemplo: estoy con otra persona y estoy relacionándome con ella. Esa persona no es un obstáculo para mi vacuidad: puedo verle, puedo oírle, puedo hablarle.
En la vida diaria es muy importante praticar Vipassana, ya que el mundo que conocemos es muy peligroso, podemos encontramos con el peligro en cualquier sitio y en cualquier momento. Por lo tanto necesitamos estar muy alerta, muy despiertos y percatarnos de las cosas que suceden a nuestro alrededor; poner atención a nuestras relaciones con nuestro entorno, a nuestra manera de ser y hacer actuando, caminando, … a cualquier cosa, de tal forma que estemos totalmente presentes, conscientes de uno mismo, de los demás y del entorno.
Por lo tanto, tenemos estos dos aspectos: estar despierto y estar consciente. Si tenemos una conciencia clara, entonces estaremos preparados para responder de forma más eficiente. Es algo muy útil.”
Publicado en la revista digital de nuestro amigo Julian Peragón: Conciencia sin fronteras
VIPASSANA